Leslie, my name is evil. EEUU/Canada, 2009. Reginald Harkema.
Mucho se ha dicho acerca de Charles Mansons y sus delirios de mesías satánico, pero no tanto se ha hablado acerca de sus fieles secuaces: las famosas "chicas Manson". Leslie, la malvada del título, es la que, en palabras del "lider", era la que "estaba más buena".
Harkema busca con su film acercarse a la vida de estas muchachas seducidas por su majestad satánica, y comprender qué les pasaba por la cabeza -¡o qué NO les pasaba para cometer los actos que cometieron!, pero se queda a medio a camino entre un aproximamiento que recuerda en más de un aspecto al Natural Born Killers de Oliver Stone. Puede criticársele al realizador su ambigua simpatía que otorga a las protagonistas (especialmente a Leslie, claro), pero lo más objetable no es esto sino el tono "canchero" que parece adoptar en momentos donde algo de seriedad hubiese sido mucho más interesante. Recientemente, a propósito de su estreno limitado en Estados Unidos, el director dialógo con el National Post, atajándose al declarar "no creo que sea peligroso hacer un film de este tipo en una cultura que recientemente tuvo como gran éxito un film que usaba el Holocausto como pretexto para filmar torturas y venganza". Si bien acierta en que lejos está su film de resultar "peligroso" o controversial, puesto que los interrogantes que plantea resultan un tanto obvios y fáciles, se equivoca en un aspecto fundamental al hacer su analogía cinematográfica: Tarantino, por más que entretenida, no dirigió una comedia (y condena, desde el mismo título, a sus protagonistas). Y Leslie... , mientras que por un lado tiene un comienzo promisorio que parece querer indagar en el psiquis de las chicas, termina cayendo en artilugios del montaje cool y el grotesco doble subrayado, y la famosa frase "fuimos todos" que, cierta o no, no encuentra demasiada justificación en su contexto fílmico.
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