Bafreakci 2010: 04/10/10
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sábado, 10 de abril de 2010

Do It Again

Do It Again. EE.UU, 2010. Dir: Robert Patton-Spruill.

Después de escuchar 273 veces You Really Got Me y Lola (entre otras delicias de antaño), el crítico musical del Boston Globe decide que la Humanidad merece contar con el regreso definitivo de The Kinks a los escenarios, por que (según él) Franz Ferdinand y yerbas similares no podrían existir hoy en día de no ser por las melodías que supo escribir Ray Davies.

El problema es que Ray Davies no tiene problema en reunirse con todos los ex-integrantes de The Kinks excepto uno: Su hermano Dave. Existe allí un problema fraternal con lustros de irresolución que se presenta imposible de subsanar.

De modo que nuestro antihéroe emprenderá una gesta quizá innecesaria (es notable la cantidad de popes que insisten en convencerlo de que los Hnos. Davies no podrán amigarse jamás) pero no por eso menos entretenida, aunque en determinadas ocasiones la insistencia del muchacho en cuestión resulte un auténtico dolor de ovarios para el entrevistado. Dicho dolor de ovarios puede traducirse sin problemas en el espectador como un paso de comedia repetitivo y al mismo tiempo novedoso, pues en la búsqueda de su objetivo, Do It Again enfrenta al crítico musical con un rosario alucinante de personalidades que si bien no idolatran a The Kinks, los respetan y admiran con una intesidad bastante sorprendente.

El desenlace de Do It Again no es el más feliz en términos clásicos, pero genera un regocijo reparador y un deseo de que el muchacho en cuestión recapitule el anecdotario acumulado durante el proceso y agradazca al cielo haber tenido la chance de, por ejemplo, zapar cierta canción con cierto monstruo (te arruinamos el film si te contamos quién es).

Basta observar la mirada y la dicción de Dave Davies para comprender el grado de separación que mantiene con su hermano Ray y la imposibilidad de que Do It Again concluya con un megarecital de The Kinks, pero después de lo bailado, es lo que menos nos interesa.

Este film "de búsqueda" es como Los Rubios, pero lleno de gags y buena música.

* * * *
Daniel Celina.

Putty Hill

Putty Hill. EEUU, 2009. Dir: Matt Porterfield. En Competencia.

El inefable catálogo del presente festival introduce en la sinopsis de Putty Hill una máxima de Lebrero que dice algo así como "...por algo se inventaron los velorios". La respuesta freak y didáctica al suspiro de Lebrero indica que los velorios tal y como se conocen hoy día (dejando de lado el hecho de honrar y llorar al tomuer en cuestión) se impusieron para que no queden dudas de que el difunto de hecho está difunto y no está sufriendo catalepsia ó coma-cuatro ó cualquier otro estado extraño que lo despierte horas después de su muerte clínica en la desesperante situación de hallarse encerrado en un ataúd en situación six-feet-under, sin poder gritar ni escaparse.

Lamentaremos, pues, que el film de Porterfield no se detenga en ésa simpática característica del velorio. Por que el film en cuestión decide centrarse, con todo derecho, en otro mambo: El deceso de un muchacho por sobredosis y el transcurrir de sus afectos que aún siguen con vida y hallan en el velorio (y la previa del mismo) el caldo de cultivo perfecto para llorar, gritar, llamar la atención, quedarse chito, tragarse el llanto, dialogar, pelearse, pasarse un par de facturas mutuas, lanzarse miradas sugestivas y todos los etcéteras que ustedes deseén agregar, alejados de los atentos párpados (cerrados y pegados con La Gotita) del difunto en cuestión. Pispear dichas situaciones puede resultar atrayente para ciertos individuos, de modo que Putty Hill puede tanto agradar como pasar desapercibida ó generar encono, dependiendo del grado de despojo ó lejanía que encontremos en estas inevitables citas con la pompa de la muerte.

Todo el tiempo parecen inventarse nuevas formas de torcer una narrativa como sea con tal de cuadrarla en el nuevo pseudogénero docu-drama, si es que ya se lo puede autentificar como tal. Lo que sea necesario para salir de los lugares comunes hollywoodenses, esa parece ser hoy (al menos en gran medida) la premisa del cine independiente.

Aquí el autor llega al punto de entrevistar a los personajes de cuando en vez, si conocían o extrañan al ausente Corey, fallecido de sobredosis días atrás. Así, como jugando a entrometernos y a tomar distancia de ese lugar olvidado en el tiempo, vamos negociando con la cantidad de información a la que tenemos acceso y la cámara desaparece por momentos para ser testigos de hechos insignifcantes y edificantes a la vez, en la cotidianeidad de una familia devastada ya tiempo atrás de esta tragedia.

Cabe remarcar la similitud de estos pueblitos norteamericanos con muchos de los que aquí tenemos en el interior del país, o de la General Paz para allá. Lugares donde reina la desidia y los jóvenes parecen abandonados en un limbo, estancados, olvidados por la modernidad. Víctimas que aún acarrea probablemente un modelo de industrializacion fallido. Bajo este estado de cosas, familia disfuncional, ocho meses en la cárcel por posesion de marihuana y muerte de sobredosis ya no suenan a capricho argumental, sino a una aguda lectura de la realidad.

* * 1/2 / * * * *
(Daniel Celina / Fernando Motrel)

Ximaojia Universe

Ximaojia Universe. China, 2009. Dir: Mao Chenyu.

Los integrantes de la aldea Ximaojia parecen tener dos aficiones puntuales (además del cultivo de arroz y la alfarería): Las apuestas en general y la Esciomancia. Esta última comprende una práctica increíble a través de la cual los Maestros de Ceremonia logran contactar fantasmas y espíritus a través de grafías en arena. Los instrumentos religiosos para realizar dichas grafías son dos pequeños troncos de caoba que ofician de nodo entre los médiums y el lienzo. Nada más lejano (en escencia y en entrega) a nuestro occidental Juego de la Copa.

Mao Chenyu (foto) introduce en un wok cualquier clase de formalismo documental y nos entrega un film quizá difícil de sobrellevar incluso en sus pasajes testimoniales (los testimonios de los integrantes de la aldea parecen diluírse y formar parte de una reunión a la que nunca nos invitan) pero decididamente respetuoso respecto a este cosmos, aparentemente condenado a desaparecer ante las mutaciones políticas y económicas del ex-Globo Rojo.

Entonces Ximaojia Universe puede agotarnos pero no así aburrirnos, pues -al menos para quien suscribe- lo que en primera instancia se nos antoja rutinario puede convertirse en una lección de extrañas tradiciones que hacen fuerza por permanecer detenidas en su tiempo sin que nadie las embrome ó las perturbe, excepto la muerte (que es recibida con petardos y trompetas por todos los habitantes de la aldea).

Chenyu, pues, apuntala planos en apariencia despojados con obras pictóricas de su autoría, para que intentemos darnos cuenta de que allí donde no hay sorpresa ó interés inmediato puede encontrarse un detalle tan pequeño como hermoso que nos puede revertir cualquier idea relacionada con este documental sobre determinado grupo de chinos en determinada parte de China.

Por que los espíritus que rondan Ximaojia son capaces de manifestarse a través de un dúo de mariposas azules revoloteando en el funeral de una vieja. Nada que nos vuele el gorro, excepto por el hecho de que el funeral se realizó en pleno y crudo invierno, una estación particularmente hostil para la proliferación de cualquier lepidóptero. =)

(592672 37795232)

* * *
Daniel Celina

P.D: La sección "Visiones Radicales desde China" incluye una serie de documentales que, exceptuando Ximaojia Universe, ofrecen sabor político digno de apreciar. Sobre todo teniendo en cuenta que eludir censura en China es más complicado que cazar moscas con palitos.