Do It Again. EE.UU, 2010. Dir: Robert Patton-Spruill.
Después de escuchar 273 veces You Really Got Me y Lola (entre otras delicias de antaño), el crítico musical del Boston Globe decide que la Humanidad merece contar con el regreso definitivo de The Kinks a los escenarios, por que (según él) Franz Ferdinand y yerbas similares no podrían existir hoy en día de no ser por las melodías que supo escribir Ray Davies.
El problema es que Ray Davies no tiene problema en reunirse con todos los ex-integrantes de The Kinks excepto uno: Su hermano Dave. Existe allí un problema fraternal con lustros de irresolución que se presenta imposible de subsanar.
De modo que nuestro antihéroe emprenderá una gesta quizá innecesaria (es notable la cantidad de popes que insisten en convencerlo de que los Hnos. Davies no podrán amigarse jamás) pero no por eso menos entretenida, aunque en determinadas ocasiones la insistencia del muchacho en cuestión resulte un auténtico dolor de ovarios para el entrevistado. Dicho dolor de ovarios puede traducirse sin problemas en el espectador como un paso de comedia repetitivo y al mismo tiempo novedoso, pues en la búsqueda de su objetivo, Do It Again enfrenta al crítico musical con un rosario alucinante de personalidades que si bien no idolatran a The Kinks, los respetan y admiran con una intesidad bastante sorprendente.
El desenlace de Do It Again no es el más feliz en términos clásicos, pero genera un regocijo reparador y un deseo de que el muchacho en cuestión recapitule el anecdotario acumulado durante el proceso y agradazca al cielo haber tenido la chance de, por ejemplo, zapar cierta canción con cierto monstruo (te arruinamos el film si te contamos quién es).
Basta observar la mirada y la dicción de Dave Davies para comprender el grado de separación que mantiene con su hermano Ray y la imposibilidad de que Do It Again concluya con un megarecital de The Kinks, pero después de lo bailado, es lo que menos nos interesa.
Este film "de búsqueda" es como Los Rubios, pero lleno de gags y buena música.
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Daniel Celina.